Nadie puede negar que Phnom Penh es un lugar en el que la modernidad ha vencido a lo tradicional, en el que los coches han aplastado a las bicicletas, en el que los altos edificios sobresalen por encima de las casas tradicionales, en el que el caos circulatorio te rodea desde el momento que pones el pie en ella. Es difícil encontrar lugares en los que respires tranquilidad en la capital de Camboya.

Prácticamente frente a la confluencia de los ríos Mekong y Tonle Sap se alza el majestuoso Palacio Real, creado a imagen y semejanza del recinto real en la ciudad fortificada de Angkor Thom y copia del Palacio Real de Bangkok.Entrar en el palacio es dejar atrás todo ese caos que hemos comentado, de forma automática desaparece el ruido y encontramos unos bien cuidados jardines y resplandecientes edificios.

Destacan la Residencia Real, que no se puede visitar y es la residencia actual del Rey de Camboya. El Salón del Trono, donde se celebran recepciones reales y de embajadores. En este salón aun se respira un cierto aire afrancesado en sus lámparas y alfombras. No lejos del salón encontramos un edificio metálico con aspecto palaciego que nunca se usó debido a las altas temperaturas que hay en el país. Este edificio fue donado por Eugenia de Montijo al antiguo rey de Camboya. Otro edificio que podemos encontrar dentro del Palacio Real es el pabellón Chanchaya. Pero sin duda el edificio más emblemático del Palacio es la Pagoda de Plata, llamada así porque más de 5000 baldosas de plata recubren el suelo de la misma. Actualmente estas baldosas están recubiertas por una alfombra roja para protegerlas de las pisadas de los visitantes. En esta pagoda también encontramos innumerables figuras y regalos hechos a la casa real. Un paseo por el interior del palacio nos permitirá conocer el pasado reciente de Camboya y de igual forma nos relajará del caos y del ruido de la ciudad.

Cuando empieces a ver itinerarios a hacer en tus viajes a Camboya, todos deben pasar por Phnom Penh y nunca se debe obviar una visita al Palacio Real.